
Afganistán es tierra perdida, tierra de nadie... Tierra para plantar el odio, para cosechar la muerte. Un gobierno ilegítimo, la injerencia de las potencias extranjeras, el fanatismo religioso y las plantaciones de opio se presentan como la condena definitiva de los afganos.
Afganistán en Wikipedia
El tiempo es el único que no ha pasado por Kabul. Sí lo han hecho, sin embargo, los rusos, los americanos, los británicos, los españoles… Pero el tiempo no. Y Afganistán sigue gobernada por una mentalidad tribal y cerrada en lo que todo lo que no aparece en el Corán es considerado ilícito, prohibido y objetivo a destruir, valga como ejemplo la destrucción de Buda por lo talibanes. La única forma de descubrir al pueblo afgano es acercándonos a la realidad política y social del país asiático antes de la invasión soviética.
Por ello, el régimen talibán (plural de طالب estudiante) lo consideramos simplemente ignorante. El Libro de los musulmanes deja claro que “NO HAY COACCIÓN EN EL DIN” entonces, ¿qué son los talibanes?
La resistencia afgana que se hace llamar “los estudiantes” no son más que el intento desesperado por mantener el control en una región. A juzgar por la cantidad de opio cultivado en el terreno concluiremos, retomando el principio, que es el lugar idóneo para sembrar la muerte.
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